31 diciembre 2006

querido 2007

Querido 2007:
Creo que he sido bueno y paciente, lo he sido durante los años que recuerdo -que son casi todos- pero ninguno de tus antecesores se ha portado conmigo como me merecía. Siempre he pedido poco, eso sí, importante, porque siempre he pedido suficiente felicidad. Y la he sentido muchas veces pero no he podido disfrutarla tanto como yo quisiera.
Para cuando llegues quiero para mi el disfrute de esa felicidad que tus hermanos mayores me han ido quitando algunos días. Recoge de su herencia esos momentos que se guardaron y regálamelos este año. Sé bueno tú un poco más que ellos. Pero díles que siempre los recordaré: no olvidaré nunca muchas cosas, aunque sé que se verán eclipsadas por las que tú me darás.
Traeles a los míos lo mismo que a mí y un poco de paciencia conmigo: a los que recorren mi vida, a los que recorren mi camino conmigo y a los que lo siguen entrada tras entrada.
No te olvides de Él. Déjale en el alma amor por mí, más ganas de estar conmigo, y besos para que me los regale Él durante el año. Déjale el alma abierta para que reciba lo mucho que le quiero y para que lo sepa, para que no lo dude nunca, para que lo sienta en sus entrañas y le recorra el interior como a mi me gusta sentir el suyo.
Querido 2007...
feliz año nuevo a todos

28 diciembre 2006

Tú inacabado...

No me acompañas todo el tiempo que yo quiero y quizás por eso deseo tanto que estés conmigo. Pero sé que no es sólo por eso: deseo que estés conmigo porque añoro el reposo que me ofrece tu regazo, porque preferiría experimentar el tacto de tu piel en lugar de recordarlo, porque quiero que sean tus manos las que busquen mi piel en lugar de encontrarla yo, porque me gusta el sabor que creas para los dos mientras me esperas, porque me siento cuidado cuando Tú estás, porque me hablas y echas el silencio de mi casa para instalarte Tú, porque puedo echarte a ti la culpa de lo que pasa y si no tengo que cargarla yo, porque...
Cada día que pasa aprendo a quererte, cada momento del día te recuerdo, cada recuerdo me lleva a los sitios que hemos visitado, cada rato sin ti es una semana muy larga, cada espacio sin ti es un cuarto vacío, cada conversación es intrascendente si no participas, cada película es un rollo si no la cuentas Tú, cada viaje un suplicio si no me acompañas, cada sonido un estruendo o una voz que no escucho, cada...
¡Cuánto bien me haces estando conmigo! ¡Cuánto daño siento cuanto más lejos estamos! ¡Cuánto te echo de menos! ¡Cuánto te quiero!

25 diciembre 2006

progresos neobestiales

A veces es suficiente con un corte de pelo para cambiar un poco, en casa bastaría con cambiar quizás unos cojines , en el trabajo es suficiente con que suba un poquito el sueldo para ponernos tan contentos... No es necesario darle la vuelta a todo de un golpe, pero algunos se empeñan en esto y cagarla -con perdón-.
Es cierto también que muchas veces no es suficiente con eso, pero que cuando los cambios se hacen de golpe cuesta muchísimo adaptarse y no resulta rentable la adaptación. Una reconstrucción corporal como las que se están poniendo de moda en las televisiones dan miedo a veces, casi todo el mundo sabe lo que es una obra en casa y lo que los resultados pueden provocar en algunos habitantes de la misma -sigo buscando el interruptor de la cocina en su antigua ubicación y hace tres años que terminó la reforma-, ... sí, es cierto, lo del sueldo no lo vamos a discutir... el ejemplo no ha sido muy acertado en este caso.
En fin, que lo de la nueva versión del explorador de internet me puede valer aunque me vuelva loco buscando los botoncitos de las distintas funciones; pero lo del nuevo blogger beta me tiene frito y estoy hasta las gónadas: publicar un comentario me resulta una odisea, publicar una entrada requiere pasar por mil ventanitas distintas, acceder simplemente ya exige escribir mi dirección de correo que es mucho más larga que mi antiguo identificador -que, por cierto me identifica más-. Me cuesta publicar y encima esto. Y de los comentarios ya ni hablamos: y siento mucho no comentar algunas bitácoras.

24 diciembre 2006

sueño de Nochebuena

Ha encontrado en el camino semáforos en rojo, semáforos en ámbar que se ha saltado, badenes que han frenado su velocidad, zanjas de cableado que interrumpen la circulación, señales de stop y de ceda el paso. Lleva en sus pies el cansancio de muchísimos kilómetros y en su cabeza un cuentakilómetros pasado de rosca.
Ha encontrado en el camino neotortugas, neoleones, neomariposas... y bestias de todo pelaje. Encuentros y desencuentros.
Y llega al final. Sí. Un muro impide seguir. Enfrente un muro alto, grueso, infranqueable. A los lados los muros de las casas de otras bestias.
Pero se empeña en pasar, lo golpea con todo, lo intenta tirar. Sus músculos, sus huesos se refuerzan y se emplean en la batalla contra el muro hasta que cae y deja ver el negro de la oscuridad extramuros -o intramuros, no lo sabe-.
Se empeña en buscar un interruptor de luz. Recorre con sus manos las paredes, busca acariciando lentamente, asegurando los pasos en un suelo negro, repasando el negro de las paredes con el tacto de sus manos.
Enciende.
Su cuarto de adolescente: su cama-nido, su estanteria con libros de Pombo, de Baily, de Martín Gaite, Delibes... Los ochenta son nuestros... No fueron suyos ni los ochenta, ni los noventa, ni lo es el siglo XXI..., las fotos del cachorrito, el pc, zapatillas en el suelo...
Está despierto. Ha sido él quien ha encendido la luz. Tiene que encenderla él.
FELIZ NAVIDAD

21 diciembre 2006

abierto en vacaciones

Ni siquiera para hacer balance de fin de año. Tengo las musas dormidas. Y además en Navidad he decidido dejar de recorrer camino alguno. Tan sólo algunas bestias maestras que en estas fechas se manifiestan de manera muy distinta a como lo hacen el resto del curso, pero como las sufro tanto, no tengo muchas ganas de darles espacio en el neobestiario.
También había pensado en dedicarle una entrada a Él pero ya se lo digo a Él directamente, ya se lo he dicho, y como las musas no me inspiran, ya haré literatura en otro momento con lo que le quiero.
También podría comentar alguna efeméride pero no es muy habitual que lo haga y no me parece que deba hacerlo ahora para rellenar.
En fin, que ahí va eso para rellenar.

14 diciembre 2006

cúmulo globular

Anoche pude ver un cúmulo globular en la cola de la constelación de Pegaso. Un espectáculo celeste.
Una maravilla fácilmente accesible desde el observatorio de lahita. Un paraíso impensable en pleno centro de la Mancha pero que existe y al que se puede acceder. Pudimos acudir invitados por Faustino, el alma mater de todo aquello, creador, constructor de los tres telescopios que allí mantienen y de las tres cúpulas que los acogen, además de las instalaciones y toda la tecnología de la que disponen para poder observar el cielo como nosotros lo hicimos.
Desde allí vimos Urano, la constelación del Cisne, los restos gaseosos de una supernova... pero el frío no nos permitió ver mucho más. Aguantamos tres horas a -1º y ya fue demasiado. Así que volveremos en primavera cuando el cielo ofrezca otros espectáculos.

12 diciembre 2006

GPS

Ahora no tendré excusa: los caminos aparecen bien claros, las rutas me las buscan, me avisan de los desvíos... Tendré que encontrar el camino. Lo que no sé es si la maquinita me ayudará en lo que quiero.
Al menos ahora no me podré perder. El GPS me avisará de los cambios en el camino. Pero, ¿de todos?

05 diciembre 2006

bestias modernas y sibaritas

Alarde de modernidad o sibaritismo estremo, llamenlo como quieran pero así somos: signo del zodiaco compartido entre tres y, para más inri, leo, egocéntricos, ególatras, ... y para qué voy a seguir... nos presentamos en uno de los mejores restaurantes de la Mancha según algunos entendidos y le pedimos al camarero que nos recomiende un vino de la zona, por supuesto: un tinto de Valdepeñas riquísimo del que dimos buena cuenta en dos ocasiones. Le pedimos al camarero que nos sorprenda también con el mejor tapeo del que disponga pues no queremos cenar sentados y desde luego que nos sorprende.
Parece ser que los camiones de buen pescado del sur pasan antes por Valdepeñas de camino a Mercamadrid. Así probamos unas almejas buenísimas al vapor y alguna que otra delicia del mar. Las carnes las probamos en un par de versiones: unas albóndigas especiadas con una mezcla de carne muy original, y después otra carne a la manera tradicional y de la forma más natural.
El servicio era exquisito incluso en la barra del bar donde cenamos tan deliciosas tapas: cambio de cubiertos con cada tapa, las copas de cristal apropiadas, vajilla blanca muy moderna de grandes platos. Y con ella la gran anécdota de la noche que sólo podría pasarnos a nosotros por modernos y sibaritas.
El camarero sirve unas copas de vino -serían las últimas-, recoge la tapa anterior y sale de la cocina con una bandeja de porcelana blanca rectangular, sobre ella dos bandejas más pequeñas también rectangulares, en una de ellas un cuenquito pequeño lleno de unos granos de sal que parecía estar especiada y aromatizada, entre las dos bandejas pequeñas dos cubiertos nuevos -un cuchillo y un tenedor-, y en la otra bandeja la sorpresa: dos pequeñas tajadas que observamos con detenimiento, olimos y divagamos sobre qué podría ser. El resultado de la investigación no era del todo claro, podría ser pescado crudo, alguna gelatina sabrosa... Tanta observación nos tenía en tensión hasta que me decidí a probar un pedazo. Corté un trocito muy pequeño por si no me gustaba el sabor pues no sabíamos de qué se trataba, lo impregné con los granos de sal y me lo llevé a la boca con mucho cuidado y atención. Saboreé y determiné: era tocino, eso sí, ibérico, con veta roja que sonrosaba toda la tajada, y rico, por qué no decirlo, pero simple tocino. Y así lo confirmó también otro de los comensales y amigo.
Y en ese momento volvió a salir cel camarero con un plato ardiendo que colocó en el centro, y con otro lleno de filetitos de solomillo crudo, pincho con el tenedor una tajada de tocino con la que impregnó la fuente caliente, y dispuso los filetitos para que se cocinaran con ese calor. Reimos toda la noche y casi prometimos no contarlo, pero ya ven ustedes.
Eso sí, el solomillo era exquisito también y los postres deliciosos. Todo muy moderno.

01 diciembre 2006

días de neocacareo

El neogallo cantará en silencio por la mañana y me rozará con sus plumas lentamente, acariciándome la piel con la suavidad de los pelitos de las plumas. Y me hará recordar las sensaciones que mi piel añora desde hace semanas. Será como volver al pueblo y recuperar olores, sabores, texturas... aunque sean sólo unos días.