Siempre preocupado por lo mismo porque, sin releer mi bitácora, estoy seguro de que no es la primera vez que me planteo el tema aquí. Y es que sí, siempre me preocupó lo que los demás pensaran de mi, aparte de que lo que piensen de mi luego no me haga cambiar de rumbo.
En algún sitio he leído u oído que somos de tres maneras, o que somos tres: el que los demás ven de nosotros, el que nos gustaría que se viera de nosotros y el que somos en realidad. Es muy probable que no sea la primera vez que lo escribo aquí. Una putada, para mi y para los demás, porque ninguno sabemos.
Creo que los demás ven en mi a alguien altivo, bastante altivo, de los que miran por encima del hombro, de los que en mi pueblo llamamos "estiraos", engreído, por encima del bien y del mal, por encima de cualquier consideración, por encima de todo -alguien me ha llegado a decir que me baje del pedestal- y sobrado de ego. Creo que también se me ve más educado de lo que soy, más listo de lo que soy, más elegante de lo que soy, o quizás también más bruto de lo que soy, o más terco y cabezón de lo que soy. Creo, en definitiva, que se exagera en la consideración que se tiene de mi, tanto para lo bueno como para lo malo. Pero realmente no sé como se me ve, no sé ni como me ve Él, muchas veces me despista, algunas veces pienso que no termina de conocerme, pienso que en ocasiones me idealiza -supongo que es normal- y otras me despreciaría si no fuera incoherente quererme y despreciarme.
Creo que yo soy normal, normalito o normalote, por no decir vulgar. Me veo gordito, por no decir gordo. Creo que soy bastante ignorante, aunque esto me parece muchas veces una gran virtud. Me parece que soy bastante mediocre, nada original, muy simple, bastante fácil de entender aunque me haya considerado mucho tiempo incomprendido, y aunque lo sea muchas veces todavía. Creo que soy un gran solitario aunque cada vez me cueste más trabajo estar sin Él y estar solo. Me parece que soy un poco asocial, antipático dirían muchos, y en eso coincidimos -con matices- los demás y yo.
Realmente no sé quién soy, ni quién me gustaría ser -mi egoísmo no llega a tanto, aunque yo mismo me reconozca así muchas veces-, ni sé cómo llegar a ser alguien distinto si soy malo, o mejor si es que fuera bueno. Lo que sí sé es que hay impresiones que me molestan, e imágenes que no me gustaría que me correspondieran.
¿Quién sabe?