Dice que su tarima está cada vez más limpia, que su gotelé reluce a la luz de los ventanales y que, aunque falte quien eche fuera malos humos, ya se puede calentar un tupper para cenar. Dice también que el gotelé reluce porque no lo ha quitado, que los techos y los cristales están limpios y que, aunque no son cómodas, ya nos podemos sentar a cenar en un par de sillas. Dice que duerme bien en la tarima, que no pasa frío y, aunque aun yo no haya probado y pase días sin probar, espero estar cómodo allí.
De momento, hoy no puedo estar con Él por culpa del frío suelo que piso con un pijama que no me gusta y sin zapatillas -porque las olvidé-. Afortunadamente dejaré de pisarlo pronto para irme a casa, aunque no a la suya. Pero cuando me quite este pijama y me calce, iré a comprarme uno nuevo y zapatillas para pisar la tarima.
Aunque no puedo estar con Él le deseo un día muy feliz.
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