Esta es la entrada número 230 después de dos años y tres meses -casi cuatro- que este neobestiario abrió sus páginas para dejar escrito y para ser leído.
Lo inauguré con la intención de buscar un entretenimiento para algunos ratos, la de describir a algunos de los que me rodean, me quieren, me desprecian, me obvian..., y poco a poco se ha ido convirtiendo y en un libro de viaje -como bitácora que es-; se abrió esta bitácora sin ninguna gana de trascender, con el ánimo de preservar y mantener el anonimato consustancial a ella, sin intención de traspasar, ni herir, ni animar sentimientos en los lectores que, al principio, eran inexistentes y que poco a poco -para mi sorpresa- fueron creciendo en número, como pude comprobar en los pocos días que mantuve el contador de visitas; y de la misma manera -poco a poco- los lectores se fueron abriendo un hueco en el ánimo de la bitácora.
Muchas bestias han pasado por este neobestiario en este tiempo: las que lo han leído con más o menos atención, y las que he descrito con mayor o menor acierto -seguramente más esto último-, además de las que han podido ser de los dos tipos a veces, pues muchos de los lectores se identificaban con las bestias sin ser ese el objetivo, muchos de ellos parecían jugar a buscarse entre las bestias como quien busca a Wally en medio de tanto personaje dibujado.
Se le ha dado un uso muy interactivo a la bitácora. El juego de buscarse entre las bestias, o el más claro de los memes, o retos que me han lanzado algunos otros bitacoreros, o los que robaba de otras sin que nadie me hubiera invitado, y, si no recuerdo mal, alguno que inventé. Voy a repasarlos, seguro, como haré con el resto de las entradas de estos últimos dos años y pico.
Y el camino recorrido, un camino inacabado, poco fructífero en lo que sus inicios plantearon, pero adiestrador y maestro para lo que queda de él. Porque el camino fue otro de los tópicos del neobestiario que se fue haciendo protagonista en la bitácora entrada tras entrada. No sé si será bueno repasarlo para continuarlo.
Agosto ha hecho mella en este inicio de Septiembre, y parece dar nombre a la sensación que recorre la bitácora estos últimos días. Sí, efectivamente le da nombre a todo esto. Es el mes en el que se recoge la siembra, en el que se cavan las viñas para recolectar en septiembre, pero agostar es también acabar o consumir algo. Hay un poco de todo...
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3 comentarios:
Como quier que fuere, desde el inicio esta entrada me olió a despedida. Como mínimo me está sabiendo a cambio radical, a transmutación. Supongo que todo tiene ciclos y que de entre todos los ciclos, alguno debe ser el definitivo... Confesaré algo, ya que nos ponemos transcendentales. Este sitio tiene un significado especial para mí, que no es otro que ser el primero de los blogs que leí y el que me animó a crear el mío, esa es la razón de mi eterna devoción hacia el neobestiario, no sé si alguna vez te conté la historia, fisiologus. En cualquier caso, ya ves, el neobestiario es algo más de lo que tú te crees, siempre puede tener infinitos puntos de vista, según el visitante... en cualquier caso, lo que hay, queda y lo que vendrá, no está aún escrito... Abrazos.
gracias raiko: es muy bonito lo que dices. pero cuando yo te encontré tu ya existías y tu bitácora también.
Cierto es, pero yo te había encontrado antes...
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