Tienen grandes sueños. Disfrutan contándoles a las demás bestias aquello que sueñan. Sueñan con dar la vuelta al mundo, sueñan con grandes proyectos, sueñan alcanzan sus sueños. Las bestias sueñan -como Él- con subir en globo. Y soñando nos muestran a los demás lo incompletos que estamos sin esos sueños.
Paseo por mis sueños y sólo encuentro mis deseos de hacerme sedentario y abandonar este camino que ahora está detenido. Y encuentro que el mío tiene poco que ver con viajar en globo o dar la vuelta al mundo o pasar unas vacaciones en la luna. Tampoco tiene mucho que ver con querer ser escritor o astronauta, sueños más propios quizás de otra edad.
Pero los sueños, ¿tendrán edad? La tengan o no no se me ocurre otro sueño que no sea el mío, sin necesidad de levantar los pies del suelo.
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