Mientras en el pueblo, quien no saluda al llegar a un sitio lo hace por discreción o por respeto, en la ciudad, quien no saluda es porque no le da la gana. Siempre me he negado a ver demasiadas diferencias en este sentido, pero de vuelta a la ciudad...
La llamo ciudad por llamarla de alguna manera y, sobre todo, por establecer las diferencias que vengo observando en este poquito tiempo que ando por aquí y que me relaciono con sus gentes. Pero no deja de ser un pueblo grande aumiendo así que quizás el calificativo de pueblerino sea negativo por definición, cuando lo que trato de mostrar es precisamente lo contrario. Tengo prejuicios, admito.
Prefiero el saludo del desconicido que pretende ser simpático en la calle del pueblo cuando se encuentra conmigo, forastero, pasando por la puerta de su casa. El paisano sólo pretende un acercamiento para comprobar como habla el forastero, si es capaz de saludar, y luego imaginar su vida y las causas que le han llevado a pasar por allí. El ciudadano no saluda por no ser el primero que rompe el hielo no vaya a ser que no reciba respuesta y se sienta agraviado por ello; siempre esperará a que salude el otro y, en tal caso, desconfiará de que haya sido por equivocación, con lo que en una segunda oportunidad se sentirá tentado de probar de nuevo y no saludar.
Cuando se encuentren el paisano y el ciudadano, será el paisano el que salude, será el ciudadano quien no conteste, y dejará al paisano pensando en lo mal educados que están en la ciudad y en lo triste que debe de ser la vida de ese ciudadano forastero que ha tenido que encontrarse con el paisano por la calle sin darle oportunidad de saludarle de nuevo.
1 comentario:
confieso que me comporto mas como ciudadano que como paisano
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