Al abrir la puerta esa mañana, el propio desorden ordenaba lo sucedido la noche anterior: en el fregadero de la cocina dos platos, dos vasos y dos cubiertos; en el salón dos copas con el fondo de licor aguado y un cenicero con colillas; en el pasillo la ropa marcando el camino hacia el dormitorio; allí la puerta cerrada parecía burlarse de mi, pues dentro ya no había nada que esconder. Yo estaba fuera y ellos dentro.
4 comentarios:
Que mal rollo!!!
:(
X
joder
No sé ni qué decir. Acojonaico me has dejao, macho. Ojalá sea ficción y no triste realidad. Dolería y mucho.
Un besazo indomable.
Coño.
Espero que sea que le dejaste la casa a dos amigos con necesidad de desahogarse.
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