08 julio 2006

bestias aburridas

Llegan los días del aburrimiento. Esos días en que las bestias repasan la cantidad de cosas que pueden hacer y lo aburridas que son las cosas que casi siempre hacen. Es una rutina en la que están inmersas distintas actividades divertidas, entretenidas, complicadas, interesantes, agotadoras... de distinto tipo, en fin.
Llegan esos días de aburrimiento que comienzan con el repaso de las cosas que hay que hacer inevitablemente y que es mejor hacer cuanto antes para despreocuparse: pasar por el banco para actualizar la cuenta, para domiciliar los pagos, para ponerse al día después del susto de hacienda; hay que llevar el coche al taller porque ha pasado mucho tiempo desde la última revisión y ya pita cada vez que entras, pero hay que calcular que puedes estar sin coche un par de días por si acaso; en algún caso puede ser necesaria la visita a un abogado, procurador o notario, registrador de la propiedad o agentes financieros. ¿Quién sabe? Pero seguramente haya pasado una semana y no te hayas dado cuenta de que han empezado esos días del aburrimiento. Casi con toda seguridad te has levantado a la misma hora que antes.
Terminadas estas gestiones comienza el repaso de los armarios para la retirada de ejemplares desfasados, la reposición de algunas necesidades básicas en las rebajas, el arreglo de otras piezas reciclables y la preparación de las maletas para la gira turística en la que te embarcas en unos días. En la tintorería no te planchan ninguna chaqueta porque hace mucho calor pero si la dejas para limpiar te la entregan limpia y planchada; pronto descubres en el resguardo que la chaqueta nueva que has encontrado en las rebajas y que aun no has estrenado por el calor para la tintorería es una pieza seminueva. Los arreglos no te los hacen en ningún sitio porque están hasta arriba de trabajo pero de todas formas se van de vacaciones en diez días. En la tienda tampoco te lo arreglan porque la modista ha cogido vacaciones con su marido y no vuelve hasta que tu no te vas. Y cuando no habías terminado de deshacer las maletas por el final de curso ya estás a tortas con ellas para el viajecito de rigor porque "¿...es que no sales de vacaciones? ¿...es que no te vas a ningún sitio?" ¡¡¡Pero si acabo de llegar, coño!!!
El viaje de verano ha de ser importante porque tu estatus te impide quedarte en casa aunque lleves fuera de ella todo el año. Hay que salir si es posible al extrajero, a un sitio exótico, poco visitado, fuera de las rutas turísticas, y barato, sobre todo barato para lo que haya en el mercado. Tienes que gastarte el sueldo del mes en una semana y que parezca barato. El turismo rural es para otra época del año, es para otro tipo de turista. Hay que viajar a Suecia, a Finlandia, a Sudáfrica, a Buenos Aires, al Caribe no, a Nueva York tampoco que hace calor, París es para un puentecito en otoño, Praga está muy vista -pero yo no la he visto-, la Selva Negra alemana no estaría mal.
A todo esto aún no he hecho ninguna reserva y todo está pillado. Me quedo en el apartamento de un amigo y pruebo a ir un fin de semana a la playa. Pero la maleta hay que hacerla.
Esos días de asueto, una vez instalado no dejan de ser días de aburrimiento. Descanso, sí, pero aburrido en muchas ocasiones. Dormir todo lo que puedas, que está muy bien. Follar lo que puedas porque lo que quieras ya es complicado. Leer porque llevas todo el año sin agarrar un libro, pero este verano acabas con la estantería. Tomar el sol porque tienes un blanco nuclear que asusta al miedo. Comer y cenar bien rico porque qué mejor cosa durante las vacaciones. Paseo por la playa por hacer un poco de ejercicio que no servirá para paliar los excesos.
Todo el tiempo no puede compartirse con los amigos pero al menos se puede compartir algún rato.
Gran parte del tiempo se pasa con la familia. Con la de todos los días, con la que no ves en meses, con la que no aguantas en años, y el tiempo se pasa con aburridas sesiones de visitas. Muchas de ellas no te las devuelven -gracias a Dios-, otras llegan en el peor momento, siempre aburridas, rutinarias.
A la vuelta más.

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