Estos días intenta pasarlos uno como buenamente puede y busca desahogos en salidas relajantes que le hagan pensar en otra cosa.
Así, para evitar la tensión de una información provisional, se escapa uno a probar el dulzor de un buen vino y, un poco después, a buscar otra espiritualidad en tierras hermanas; hermanas entre ellas y hermanas nuestras aunque esa hermandad no se vea ni se sienta tan patente como uno quisiera. Para evitar la tensión de esa información provisional, el móvil provoca otra cerrando el paso a esa información y abriendo la propia de la incomunicación.
El examen de septiembre me devuelve a la cruda realidad de golpe. Y la tensión por la información provisional aumenta y se multiplica por el mismo número de bestias preocupadas por la misma. Hasta que la provisionalidad se torna definitiva y la tensión crece entre algunas de esas bestias provocando acciones muy complejas en algunas de ellas.
La información definitiva provoca cambios de rumbo, virajes inesperados, caminos cortados, calles abiertas, nuevas autopistas de peaje... Aunque esta vez el camino previamente fijado, el itinerario marcado imaginariamente, se mantiene y, aunque no esté definido el camino físicamente, como dijo el poeta se hace camino al andar e iremos abriendo camino mientras caminamos por donde nos apetece caminar. Y haremos el camino aunque nos coloquen piedras porque las saltaremos, lo haremos aunque tumben troncos porque los cortaremos, levantaremos puentes si crece el rio... tenemos que llegar.
La tensión se mantiene pero los caminos no se cierran ni se acaban.
1 comentario:
Feliz comezo de curso, Fisiologus.
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