No puede dejar de fumar entre plato y plato, ni puede dejar hablar a quien le explica, ni se permite pedir perdón cuando tiene que hacerlo porque es más fácil regalar que excusarse, ni se aguanta las ganas de escapar de los que ha buscado como compañía cuando se cansa, ni terminará de dar argumentos como estos en su contra mientras siga siendo la misma bestia asquerosa que es.
Y como decía mi abuela, no hay guarra que no sea asquerosa.
1 comentario:
Tu abuela era muuuuuuuy sabia. Que ese dicho parece que está grabado en piedra.
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