Mientras dura la espera, otras bestias -algunas extra- preguntan sobre el proceso y su final. Las bestias arden en deseos, en su mayoría de obtener un resultado: para celebrarlo, para lamentarlo, para comentarlo o referirlo, para conocerlo. Cuando un pregunta, lo hace sólo una vez, pero el que responde ya lo viene haciendo cada vez que se le pregunta, y esto va engrosando la impaciencia y los nervios. Éstos generan tensión en algunas respuestas a veces inoportunas, pero otras llegan a tiempo y a quien se las merece.
Otra extrabestia se ha llevado lo suyo por esta tensión, aunque por un oido le entra y por otro le sale, pues a este tipo de bestias les viene todo de soslayo y sólo les afecta lo que es suyo. Lo que procede de los demás les resulta hasta improcedente y nunca de recibo. Su ignorancia les lleva al olvido o el olvido les ha llevado a la ignorancia: desconozco la causa porque no me ocupa. Su olvido y su ignorancia para ellos, todo entero pues no quiero que me afecten a mi con el paso del tiempo.
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