Hoy el Delegado de Educación de Cuenca envia fax a todos los profesores interinos instándonos a comparecer en septiembre en el centro de trabajo y a ponernos a disposición de la directiva del centro -sus inútiles secuaces- puesto que tenemos contrato hasta el día 15 del mes.
¿Quién creía el delegado que iba a poner las pruebas extraordinarias de septiembre? ¿Quién creía el delegado que las corregiría? ¿Quién creía el delegado que asistiría a las avaluaciones a promocionar o no a los alumnos y a realizar el consejo orientador? ¿Quién creía el delegado que éramos? ¿Con quién creía tratar?
Todo esto, dice el delegado, que redundará en el reconocimiento de la profesión por parte de la ciudadanía. Según el delegado nuestra profesión está muy denostada, muy poco valorada, y, al parecer, parte de la culpa la tenemos nosotros que no trabajamos lo suficiente y siempre buscamos excusas para no trabajar. Esa es también la razón por la cual en nuestro centro habrá alumnos en clase hasta el día 24 mientras que en otros centros el delegado ha permitido que los alumnos dejen sus actividades lectivas el día 22. Será que nuestra profesión está escasamente valorada en el pueblo donde se encuentra el instituto mientras que en el resto de la provincia de Cuenca se valora por encima. ¿Tendrán algo que ver las conjunciones planetarias de dos o tres planetas -más bien satélites- inútiles?
¡Cuánto inútil!
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