La hipocresía lleva a algunas bestias a improvisar un compañerismo que disgusta a otras bestias, pero que supongo que practicarán alguna vez: espero no ser yo solo quien lo practica. Boris Izaguirre también lo practica, y así lo dijo el otro día en su programa, se reconoció gran hipócrita.
El escritor hablaba de la relación con sus compañeros de profesión y los avisaba de su capacidad para fingir sentimientos distintos de los reales. Es habitual y normal que entre todas las bestias haya algunas, varias, muchas que no despierten en otra bestia los mismos sentimientos que los demás. Inevitablemente compañeros, pero nunca obligatoriamente amigos.
Y en ese inevitablemente compañeros entra todo lo que se nos ocurra. Compruebo estos días esto que digo y me lo comentan muchos compañeros, quizás con cierto cinismo, quizás con hipocresía, puede ser que con ironía, pero siempre con mucha razón: yo también lo compruebo, lo sufro y lo practico de manera que muchos de mis compañeros reciben mi saludo todas las mañanas, mi sonrisa simpática y mi interés por su salud.
Para muestra de esto: cuatro compañeros viajando a la misma ciudad, a la misma hora, por la misma razón en cuatro coches distintos; invitaciones que se aceptan de buen grado y en el último momento se desestiman con ridículas excusas; extremada preocupación fingida con desinterés... ¿Quién da más?
1 comentario:
Supoño que esa dose de cinismo é o prezo da convivencia cordial, e para que precisamos a conviencia cordial? pois para non sentir todos os días que o mundo está en contra nosa.
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