Compruebo a menudo cómo es el trato entre las bestias. Observo cómo se analizan unas a otras. Mido las distancias que se guardan entre ellas según sus comprobaciones, observaciones y medidas. Evalúo y puntúo a las bestias -deformación profesional será- en función de todo esto, y seguramente más cosas de las que no me doy cuenta -soy observador, pero no tanto-.
Sé que formo parte de ese juego porque algunas bestias deciden comunicarse conmigo finalmente, y comparten el resultado de esas observaciones de las que he sido objeto por su parte. Compruebo la distancia que nos separa en esas observaciones. Ya sé que no es la misma imagen la que tienen de nosotros, la que nostramos y la que somos. Ya lo hemos compartido muchas veces. Quizás sea el tópico del término medio, del no aceptar que una se equivoca y otra acierta para darle así la razón a las dos. Pero esto cuando solo hay dos versiones: la de la bestia que mira y la de la que es mirada. Pero cuando son varias bestias las que miran... Fuera tópico: no puede haber término medio.
Es difícil tratar a las bestias desde el punto de vista que uno tiene de ellas. Difícil es también acertar con el trato si queremos hacerlo desde la imagen que la bestia quiere dar. La forma más complicada de tratarla será quizás la que requiere su imagen real, puesto que parece que nadie la ve fielmente. Si el trato a las demás bestias se hace según una misma, no parece la forma adecuada, y cuando se intenta la forma adecuada, se vuelve falsa a los ojos de las demás bestias...
1 comentario:
A las personas hay que conocerlas en su justa medida. Tal y como se muestran. Comprendiéndolas en su universo. No intentar juzgarlas ni traerlas al nuestro. Cada uno es maravilloso en sus circunstancias.
Un besazo
El indomable Dani Hunting
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