Siempre en este punto el camino se vuelve pedregoso, polvoriento, empinado, estrecho, bacheado, o demasiado sinuoso. Ya me voy acostumbrando. Como también me voy acostumbrando a la fauna que aparece en él al mismo tiempo.
Lo que parecía que iba a aclarar las dudas sobre una parte del camino se ha convertido en más incertidumbre. La aclaración, además, llega tarde y quizás sea esa la razón de la desconfianza.
Por supuesto, esto afecta sólo a un tramo del camino. Aún quedan otros tramos que pasar, y aún quedan piedras, polvo, cuestas, estrechuras, baches y curvas.
1 comentario:
Podrás superarlo. Los caminos tortuosos son los que nos ponen a prueba. Lo conseguirás. Ánimos.
Un abrazo de Dani Hunting
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