Hoy cumple 20 años. Avisó de su llegada porque era inevitable, pero nadie la esperaba. Cuando llegó estábamos todos esperándola. Y aunque no parecía de casa, pronto se hizo hueco silenciosamente, dormitando.
Se convirtió en reina de la casa y lo sigue siendo aunque alguna vez aparezca el terremoto parlanchín. Y ha sido el ojito derecho de todos. Es mi ojito derecho, sin duda. Y como, desgraciadamente, se le fue el hombre de su vida muy temprano, ella me eligió a mi -no sé hasta cuando- y aquí me tiene, aunque yo tenga el mio por aquí rondando.
Si sonrie brillan todas las lunas en su boca, si se enfada se abren todas las cajas al mismo tiempo y cuando quiere abraza y besa como nunca se hizo en casa hasta que ella llegó.
Y hoy ya cumple 20 años...
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