Cuando acabaron los anuncios y vi los títulos de crédito no podía dar crédito -valga la redundancia- a lo que veía. Habían desaparecido de mi vida casi noventa minutos y no podía encontrarlos. ¿Me había dormido? No. ¿Había salido de casa a tirar la basura al contenedor más lejano del pueblo? Tampoco. ¿Qué había pasado en ese tiempo? No lo sabía, lo había perdido.
Había perdido el tiempo sin saber cómo y tuve la sensación más extraña que he tenido nunca: la de no saber qué había hecho en ese tiempo. Perder el tiempo es una de mis aficiones favoritas: eso piensa mucha gente a la que le gusta aprovecharlo de una manera distinta. Yo lo pierdo pensando en bobadas mías, mis sueños inalcanzables, mis secretos inconfesables, mis proyectos más absurdos y divertidos... pero sé en qué lo pierdo. Lo pierdo también viendo en la tele bricomanía o decogarden o cualquier programa de cocina. Sí, lo pierdo porque no cocinaré nunca esos platos ni me construiré nunca con mis manos una entradita para el recibidor. Pero me divierto muchísimo, me encanta hacerlo. Pierdo el tiempo delante del ordenador esperando que alguien me diga algo interesante o divertido, y mientras espero escucho cosas que no lo son pero que me sirven para determinar qué es divertido y qué no lo es. Pierdo el tiempo muchísimos minutos diariamente.
Pero esa noche no supe qué había pasado con el tiempo hasta que después de los títulos de crédito pusieron el nudo de la película. A pesar del trastorno de ver una película con un final sabido, me quedó el alivio de no haber perdido ese tiempo.
También pierdo el tiempo esperando que llame, pero luego llama para consultarme el color del sofá y para decirme que lo ha comprado lo suficientemente grande como para que me tumbe con Él.
2 comentarios:
bueno el ser humano es dificl de ententer, pero sabes? creo que la clave esta en la tolerancia...mientras esto se tenga,y tb un poco de fe en la otra parte, las cosas marcharan dentro del riel y sobretodo seguiras perdiendo tu tiempo pero te sentiras feliz.Al igual que tu yo pierdo mucho mi tiempo en bobadas magicas, pero es que me gusta.
Mi tiempo es mío y lo pierdo como me da la gana... a veces perderlo hoy es ganarlo mañana... Un día perdí una hora de mi vida y no sé cómo, salí de casa y llegué a la facultad una hora después, cuando el camino no superaba los diez minutos. Aún no sé qué pasó, pero el sentimiento es angustioso. Un saludo, mi buen fisiologus.
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