Algunas bestias se aferran al pasado aunque inevitablemente tengan que vivir en el presente pero sus recuerdos les hacen felices en este presente de hastio para ellos que no les lleva a ningún sitio, solo a recorrerlo pausadamente obligando al paso del tiempo a permitirles recordar. El presente sólo les aporta momentos distintos y llaves para abrir un pasado de felicidad.
Otras bestias se aferran al presente porque es lo único que existe: el pasado se ha acabado y el futuro aún no ha llegado. Lo viven intensamente, lo disfrutan, lo construyen, lo meditan desde el mismo presente y sólo para el presente.
Las demás, como las anteriores, están condenadas al presente, del presente no se libra ninguna, pero estas lo construyen pensando en el futuro. En muchas ocasiones se desplazan a un futuro hipotético muy lejano, que resulta hasta ridículo, pero no pueden evitarlo, no saben vivir el presente sin pensar en futuro, no se permiten el mínimo fallo de intendencia, de infraestructuras, ninguno se les escapa en la medida de lo posible. Y disfrutan del presente en la medida que les permite el futuro, confiando que este les sea benévolo y se convierta algún día en un presente feliz.
Entre todas estas, muchas más.
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