Siempre se quedarán cosas en el tintero, pero es que las circunstancias marcan en cierta medida el devenir de las cosas.
Yo quería contar aquí algunas cosas que las vacaciones han traído a mi cabeza o han puesto delante de mis ojos, y convertirlas en materia de neobestiario, pero como también vuelvo con ganas de encontrar cosas en la red pues los planes terminan viniéndose abajo por el momento.
Venía con ganas de entrar en alguna bitácora que las vacaciones me habían recomendado y así lo he hecho en estos dos días. Una te lleva a la otra y al final he encontrado dos bitácoras pertenecientes a compañeros de profesión. Ya he dicho aquí alguna que otra vez que formamos una fauna muy variopinta y que somos materia de neobestiario, pero hasta ahora apenas había señalado a alguna de estas bestias.
Siempre he dicho que somos un gremio muy particular, lleno de bestias extrañas, en el que me llama la atención sobremanera la superioridad con la que nos presentamos ante los demás, incluso perteneciendo a la misma especie. Nos sentimos por encima del bien y del mal. Somos superiores. Más de uno ha pensado alguna vez que realiza su labor mejor que sus compañeros. Casi todos nos hemos burlado de alguna de las especies que forman esta fauna.
Cuando rondan las épocas de oposición se pueden escuchar comentarios muy tremendos a propósito del contrario, y hablo en este caso de funcionarios de carrera y de interinos como especies opuestas. Los resultados de este último proceso selectivo han dado alas a los funcionarios para destacar su superioridad frente a los opositores que no han obtenido los resultados esperados. De la misma manera que los opositores comentamos la poca disposición y preparación de los funcionarios que forman los tribunales que nos examinan. ¡A ver ahora quién tiene razón!
En este sentido sólo hay dos especies enfrentadas, pero en otro orden de cosas podemos encontrar especies distintas más numerosas. Hablamos ahora de rencillas propias de cualquier grupo de trabajadores de una misma empresa que convive en el trabajo y que por mor de esa convivencia provoca y sufre roces propios de la misma. Esto daría para mucho. Cualquier centro que se conozca tiene bandos enfrentados, distintas posturas en cuanto a la función docente, a la función directiva, formas distintas de ver a los alumnos, frentes políticos que rivalizan también en otros ámbitos y que se oponen a la visión del otro en aspectos que nada tienen que ver con lo estrictamente político.
Pero lo que más me gusta es la erudición de las bestias maestras, la sabiduria que encerramos y acumulamos, la cultura que consumimos, la cantidad de citas de autoridad que somos capaces de repetir, el gran número de autoridades que conocemos y que nombramos en nuestros debates y conversaciones, las distintas actividades que realizamos en nuestro tiempo de ocio -quien no acude a clase de piano, está escribiendo un ensayo o una novela; quien no pinta o esculpe es porque está realizando un documental o produce y dirige una obra de teatro-. Y es que somos los más listos, los más cultos y los más inteligentes.
Otros gremios darán el mismo juego. Quien esté libre de pecado que tire la primera piedra.
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