Vuela a sus anchas porque ancho es el cielo como Castilla. Y recorre los lugares de los demás como si fueran el suyo porque el suyo propio no existe como tal, no está en ningún sitio. No encuentran su sitio tampoco porque no les gusta ninguno, son exigentes como pocos. Mientras las demás bestias se conforman con el sitio en el que más cómodas se han encontrado, la neocotorra no puede ver un fallo en la decoración del lugar, ni en los materiales, ni los colores, ni nada de nada porque se marcha. La neocotorra vuela a la mínima y se va en busca del sitio de otra bestia para disfrutar un rato de sus colores, sus materiales, su decoración hasta que se cansa de ellos.
La neocotorra es la tertuliana del neobestiario, la periodista del corazón que opina de la vida y los devenires -no sé si tiene plural- de las demás bestias, y que no tiene vida propia sino que disfruta de la de los demás.
La neocotorra no merece más comentario.
2 comentarios:
A qué comentar más nada pues... Un saludo.
No merece más comentario. Sólo la extinción de su especie.
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