30 junio 2008

extrabestia

Te la encuentras en un pasillo en inferioridad de condiciones y -la ocasión la pintan calva- alguien interrumpe tu caminar hacia ella para que puedas descubrir que esquiva tu mirada, que esquivará la conversación y que evitará cualquier contacto por tibio que parezca, por evitar especulaciones que no se sabe muy bien a quien afectarán, ni si afectarán a alguien siquiera, ni para bien ni para mal.
Ya sabes que ha tenido oportunidad de evitar un mal pensamiento por tu parte y antes de encontrarla en ese pasillo ni siquiera lo has pensado pero, una vez allí, caes en la cuenta de que no ha tenido la delicadeza de estar a tu lado en un momento duro -quizás exagero-, en un momento en el que no estás para nadie y todo el mundo lo sabe, pero en que te encanta recibir el apoyo de quien lo quiera dar.
Han pasado días desde aquel desencuentro y aún no has recibido aclaración para tal comportamiento. Alguien lo ha hecho por ella, pero no se sabe nada más. Claro que ha pasado mucho tiempo sin que se sepa nada suyo como para que se sepa ahora que está en otro nivel de la cadena, como si esta fuera la cadena alimenticia: ella la depredadora y yo la presa.
En su día, ella también fue la presa pero salió reforzada de la lucha con su depredador y eso la ha convertido en depredadora a su vez. Increible, pero esta bestia está ahí fuera, fuera de este neobestiario en el que no se le encuentra nombre.

24 junio 2008

el regalo de X

X me ha regalado un buen perfume: Blu de Bulgari. Y me ha encantado el regalo. LLevo unas semanas de éxito, ¿No? ¿Será para todo?
De todos modos, está muy bien; no siempre recibe uno tan gratos regalos. Gracias desde aquí, aunque ya se las he dado en su bitácora.

15 junio 2008

otro premio

Esta vez es el sr skyzos quien me agasaja, y ya se lo he agradecido. Esta vez es para este neobestiario, quizás porque el sr skyzos le tenga más aprecio. Abruma, pero se agradece; y viceversa.

08 junio 2008

premio

No es momento para muchas ediciones en mis bitácoras. Mi cabeza anda enredada en otros asuntos, aunque no dejo de pasar por aquí para ver que hay y, sobre todo, por las bitácoras habituales, que ofrecen más que las mías, para distraerme. Algunas de ellas merecen menciones que ya han recibido en alguna ocasión y otras pasan desapercibidas aún mereciendo mayores atenciones; pero es lo que hay en este espacio cibernético, virtual, bitacorero. Quizás algún día le dé un repaso nuevo a mis habituales para rendirles el homenaje que desde aquí merecen, aunque sea muy poco. Pero el tiempo...
Este breve pensamiento viene a colación del premio que le han concedido a mi neocrónica. La segunda de mis bitácoras en edad, ha recibido un premio a pesar de su juventud y de sus escasas 31 ediciones, y al neobestiario le ha entrado envidia por ser mayor y más prolijo. Aunque no es esa la única causa de hacer aquí esta reflexión, sino que el neobestiario tiene ya este espacio creado para ello, y la neocrónica no.
Merecido o no, el premio no lo decido yo. Merecido o no, el premio está concedido y he de agradecerlo, sobre todo por el resto de premiados. Muchas gracias. Merecido o no, el premio viene de quien viene y, por eso, lo tomo más como un acercamiento que como un premio.
Así lo recibo; otra cosa es como lo sienta. Pero este no es tema de neocrónica, ni de neobestiario.