29 noviembre 2011

confianza

La clave debe de estar en la confianza. No puede ser de otra manera: confio en Él, y ahí estará la clave, porque poco a poco he ido perdiendo el miedo a la distancia, a infidelidades, a rupturas, a pérdidas, a todo aquello a lo que le tiene miedo cualquiera que no viva así.

Confío en Él porque creo que me quiere como yo le quiero. Si no fuera así no se reiría de mi cuando me resfrío y pienso que tengo una neumonía, o cuando me sale una urticaria y pienso que es cáncer de piel; tampoco se molestaría en ir al mercado a por el mejor filete o en buscar un restaurante para sorprenderme el fin de semana; no se enfadaría conmigo cuando le voceo sin motivo o cuando le llevo la contraria porque no tiene razón.

Confío en Él y quiero que confíe en mi. Y parece que lo hace, pero dudar es inevitable.

1 comentario:

Anónimo dijo...

A dúbida non é máis que a propia inseguridade dun que ás veces erradamente pensa que non é merecedor de todo canto o outro lle ofrece no que ten de marabilloso e satisfactorio.
Confíe e goce do pracer da confianza.
Saúdos.
X de Esmelle