12 abril 2006

neovíbora: la bestia encantadora

Te animará a continuar, a llevar todo hasta las últimas consecuencias, te jaleará incluso para que sigas buscando un tesoro, su propio objetivo, aquel que ha conseguido convertir en tuyo también.
Desconocías la existencia de la joya pero te la describió tan atractiva que lo convertiste en objeto de tu propio deseo, cuando ella -la bestia encantadora- lo deseaba por ti desde hacía bastante tiempo. Tu deseo se fue materializando en búsqueda continuada del tesoro prometido. Una búsqueda que te satisfacía, pero que no sabías que le satisficiera tanto. Compruebas que su satisfacción está a años luz de la tuya, y no entiendes por qué. Pero continúas la búsqueda de un tesoro, sospechando que hay algo detrás de esa búsqueda. Por si acaso, adviertes por activa y por pasiva que tu no obtienes la misma satisfacción y que la búsqueda se puede abandonar, pero la bestia te encanta y el tesoro también.
Poco a poco vas siendo consciente de que el tesoro que buscas lo estas construyendo tú. La misma búsqueda es el tesoro, y lo estás sirviendo en bandeja para satisfacción de la bestia encantadora. Y el encanto se convierte en desencanto y abandonas un poco el camino que seguías en la búsqueda del tesoro, con lo que el valor del tesoro pierde enteros para la bestia.
Hay comienza una crisis que se destapa en un día malo para la bestia. El tesoro está casi construído y ya ves que no tiene para ti el mismo valor que para la bestia. La bestia, al acecho junto al tesoro ataca: sus encantos se convierten en amenazas; sus promesas de encontrar el tesoro se tornan latigazos castigadores. La tortura se disfraza rapido de cascabeles sonoros cual rabo de serpiente, pero conoces el sonido de los cascabeles. La bestia encantadora puede estar dispuesta a atacar.
¿Qué pasará cuando ataque y esquives su mordedura?

1 comentario:

Anónimo dijo...

A veces nuestras propias ilusiones nos ofrecen espejismos sobre una realidad un tanto diferente. Pero es necesario tener ilusiones, no una vida demasiado realista. En la ilusión, está el sueño y en el sueño, el vivir. Un bacione.