10 junio 2007

neocachorro

Se ha subido a la báscula y se ha encontrado con ocho kilos más que hace dos años. Esto justo antes de meterse en un traje que se compró hace dos años, en el último momento, cuando no tenía otra cosa que ponerse. Y ¿dónde va a quedar su glamour si no puede ponerse ese traje y tiene que recurrir al glamour de los vaqueros?, ¿dónde quedan las horas de gimnasio y esfuerzo físico para encontrarse bien en su cuerpo?
Ha llegado al baño, se ha desnudado y ha visto que su cuerpo ha ensanchado un poco sin estar demasiado flácido con lo que puede concluir que el gimnasio no ha hecho otra cosa sino fortalecer su estructura: sus piernecitas finas han cogido forma, han marcado ligeramente su musculación, y sus glúteos han subido, se han redondeado un poco más y llenan mejor los calzoncillos, no se arrugan por detrás; la barriga se ve más o menos como siempre, como cuando era aquel niño gordito que recurría a camisas anchas aprovechando que eran más modernas que las estrechas, solo que ahora gusta de apretarse un poco más en las camisas y las camisetas; ahora ha liberado a su espalda de una mantita de pelo que no le gustaba y mira su pecho y su barriga con esa misma mantita azuzado por las recomendaciones de quienes le dicen que pruebe a quitarsela, pero no... la mantita le gusta, aunque haya pelos demasiado largos, la mira y la remira... coge la máquina, le da al botón y repasa la mantita, la limpia, la sacude, como si pasara por la tintorería y la deja estupenda; mira su rostro después y no se ve mal con esa barba de dos días aunque sabe que al día siguiente se notarían demasiado las zonas donde no hay pelo: dejarla crecer sería un error, y se afeita.
La ducha deja la piel fresca y elimina las pruebas del arreglo, repasa el rostro con la cuchilla y lo refresca con sus potingues, recupera brillo, tersura...
Se ha metido en el traje, sin demasiado esfuerzo. No ha llegado a sudar ni siquiera. Y luce bien: no lo dice él, se lo han dicho.
Quizás el cachorro deje de serlo pronto, pero está bien. Su problema de comunicación con la báscula le preocupa pero lo resolverá. Seguirá viéndose bien. Crecerá y será un oso fuerte, robusto, sano... un pedazo de oso.

3 comentarios:

Fenecillo dijo...

Hace tiempo me obsesionaba la bascula, de hecho hace un par de años engordé tanto que pensé que jamás perdería ese peso. Si embargo me puse a régimen y conseguí recuperar lo que si bien médicamente siguen diciendome que es cierto sobrepeso, al menos no me obliga a hacer excesivos sacrificios para conservarlo y también me aleja del peligro de la obesidad.
Desde entonces parece que consigo mantenerme en ese rango, quizás un poco más en invierno y un poco menos en verano, pero vamos que es algo normal. El gym es que no me va la verdad, prefiero salir a correr, andar o bicicleta, que seguramente no me pondrá cachas pero me trae sin cuidado :)
Saludos

Sr_Skyzos dijo...

Pues no sé si es un relato con tintes cariñosos, homoeróticos o las dos cosas... pero me gusta.

Y lo del traje no me lo recuerdes que a mí también me pasó algo parecido hace dos años (que no entraba en el que tenía y me tuve que comprar otro) y hace unos meses (que se me caía el que me compré y tuve que ir a la búsqueda de uno de menos talla.)

Burnout. dijo...

Es duro llegar a el día de esos compromisos y encontrarse no sólo con la culpabilidad de no caber, si no la prueba de que "te has pasado un poquitin" con la comida.
Que suerte que el resultado sea tan buen por tu parte...
Un saludo.