bitácoras

Me paseo por el mundo de las bitácoras y descubro cosas nuevas: puedo acceder a los perfiles de otros navegantes a través de mi propio perfil coincidiendo con aquellos que comparten algo conmigo. Leo sus bitácoras y descubro al mismo tiempo lo simple que es la mia: la mia es simple por estética, por contenido, por coherencia... más que simple es mala, muy mala, y me avergüenzo de ella con respecto a las demás.

Hay algunas en las que el autor despliega todas sus dotes literarias para expresar y contar lo que le apetece; hay otras en las que el autor cuenta sus andanzas sin ninguna mesura: les ocurren mil cosas, las cuentan todas, tienen una vida intensa, no descansan nunca... casi agota solo leerlo; hay otros que se muestran graciosos y divertidos con las cosas que ven o que les pasan; hay muchos que hablan de política, religión, filosofía... con gran conocimiento y verborrea; los hay que critican a quienes lo hacen mal en distintos ámbitos. He encontrado muchísimas y todas me parecen divertidas, geniales, interesantes. Aunque lo más interesante ha sido poder curiosear en los perfiles de los demás y ver cómo son o como quieren aparecer ante los curiosos de las bitácoras.

Avergonzado por lo diferente que es mi bitácora de las de los demás, he decidido no volver a curiosear en ellas.