14 agosto 2005

cibermoleskine

Hoy la Rigalt en la contraportada de El Mundo habla de mi -yo, mi, me. conmigo- en cuanto que soy uno de los que escribe lo que le da la gana en una bitácora -ella las llama blogs y lo hace en masculino. Últimamente no la sigo tanto -yo creo que su trilogía de la próstata se me atascó en el cerebro- y quizás me pase al decir que creo que no rige como regía.
No comparto con ella que esto sea un tablón de anuncios a lo bestia -por muy bestia que sea mi bitácora- porque esto puede ser público y puede estar a la vista de quien lo desee, pero, en cierto modo, nos escondemos al escribir aquí y para nada nos anunciamos -yo al menos no lo hago.
Sí que comparto con ella que aquí escribo para despacharme a gusto porque no tengo nada que perder, pero no sé si perdería algún diente de manos de alguien que se diera por aludido. No sé yo si el teleperiodista perderá algún diente después de despacharse como ella se despacha, pero creo que ella los conserva todos.
Ella prefiere la moleskine, pero no veo yo mucha diferencia entre esta y la cibernética. Hay mucho curioso por ahí.

No hay comentarios: