13 septiembre 2005

entre

Parece la preposición del año. Vuelvo a mi nuevo destino -lo he escrito así a propósito: es mi nuevo destino, pero vuelvo- y me encuentro cambios, lógicamente. Es mi antiguo destino el pueblo, y lo reconozco tal cual era; no lo es mi nuevo instituto porque en el pueblo hay dos y me adjudicaron el otro. Me disgustó un poco no volver al de antes, pero me encuentro que quizás sea lo mejor porque las cosas cambiaron.
Es muy probable que tenga que nadar entre dos aguas, que tenga que quedarme entre Pinto y Valdemoro, que me tengan entre la espada y la pared. Ya lo dije: es la preposición del año.
Yo me fui y dejé el pueblo y el instituto tal cual lo recordaba, pero mis bestias maestras amigas se encargaron de modificarlo según les convino sin saber si a mi me gustaría a la vuelta o no. No me gusta. Lo cambiaron demasiado y mal, pero ellos fueron los que lo cuidaron durante este tiempo. Ahora yo puedo arreglarlo, o aguantarme como está. Pero tengo también otras preocupaciones, no puedo con todo y en este caso no quiero. Dejaré que las cosas transcurran. Yo haré como si no fueran conmigo, de hecho no tienen nada que ver conmigo.
Afortunadamente mi destino está en el otro instituto. Podré ausentarme de rencillas, desapegos, enfados, malas caras y, en cambio, presenciar encuentros, buenas migas, quizás falsedad... las bestias maestras somos unos personajes. Ya lo dije.

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