22 septiembre 2005

fin del letargo

Instalado, con casi todas mis cosas en mi nueva casa, recuperando algunos momentos de hace un tiempo, intentando encontrarme con la gente de entonces, descolocado aún... como veo descolocadas a dos compañeras que se encuentran ahora en la misma tesitura que yo hace unos días: ¿qué hacer en un momento de cambio tan brusco? ¿cómo hacerlo bien sin tiempo para pensarlo?
Una vez pasado el mal trago, descubro que al final todo sale meridianamente bien, pero dudo que a todo el mundo le salga de la misma manera. Me cuesta darle su protagonismo a la suerte porque no sé lo que es, pero tampoco sé quién es el protagonista del éxito de estas crisis personales que no sólo a mi me afectan.
Hay quien se encuentra instalado y descubre que no ha elegido el mejor sitio por haber dado cabida a cierta precipitación. Hay otros que se encuentran con que, a pesar de haberlo preparado con premeditación y alevosía,sus planes no salen como tenía previstos -en estos casos me alegro en cierta forma, habría supuesto perjuicio para otros inocentes. Hay a quien le ofrecen un destino definitivo, se instala, y luego tal destino no existe. Hay quien se encuentra un destino inesperado y, cuando ya se ha mentalizado de lo que va a ser su vida durante un año, se encuentra con un cambio de planes forzoso.
Somos las miles de bestias maestras que en estas fechas despertamos del letargo veraniego.

1 comentario:

Anónimo dijo...

paciéncia, paciéncia...