19 mayo 2005

solos

Elegir la soledad o la compañía; y, en cualquier caso, ambas sin carácter absoluto. En muchas ocasiones se elige la soledad y no se deja de estar acompañado o se elige la compañía y se siente uno más solo que el ciprés.
La soledad impuesta se suple con más rapidez probablemente aunque seguramente con menos acierto. La soledad aceptada se suple rara vez y cuando se hace deja de ser soledad para convertirse en compañía. La compañía impuesta puede ser peor que la soledad impuesta. La compañia elegida es un reino de los cielos en el que no se sabe muy bien quien es el dios si el acompañante o el acompañado.
Me da igual la opción: las he probado todas. Nunca he dejado de ser yo, ni de entenderme, ni de aceptarme, ni de quererme...
¿Por qué ha de ser tan malo estar solos?

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