12 junio 2005

el médico de la soledad (III)

Hoy me he convertido en médico de la soledad de Hajor. Y es que hay muchos médicos de muchas soledades. La soledad de Hajor requería cierta terapia; aunque no queria aceptar al paciente como tal, lo he hecho. Soy un médico decente -fisiologus, nunca te acuerdas de hablar de él-, pero eso se lo digo a todo el mundo.
Pero es verdad, soy decente: no le niego a nadie una consulta si me lo pide.
Yo he tenido médicos que han llegado como pacientes, luego han querido convertirse en médicos y cuando no he querido jugar a médicos se han declarado objetores de conciencia. Yo no lo he hecho nunca, pero eso no quiere decir que no sea capaz de hacerlo. Sólo que me niego: no quiero dejar a nadie en la estacada. Cuando me presenté como médico-enfermo, hice mi propio juramento hipocrático: no decir que no a ningún paciente ni a ningún médico.
Hajor ha sido un buen paciente, y espero que siga el tratamiento. El tratamiento lo elegirá él en los próximos días. Soy un médico muy peculiar, lo sé. Pero además, puede acudir a la consulta cuando quiera. Algunos médicos se han negado a darme un segundo diagnóstico, o a recibirme para una segunda exploración. Yo no soy de esos, yo soy decente. Otros que sí me han atendido en varias ocasiones se han negado a terminar el diagnóstico, o a darme los resultados: la excusa de que se habían perdido, que acudiera a otro especialista...
En fin, no me ha gustado mucho ir al médico, pero cuando voy me gusta que se me atienda como es debido. Espero que Hajor haya quedado satisfecho, y si no que pueda quedar satisfecho en próximas consultas.
Suerte con el tratamiento Hajor.

1 comentario:

X dijo...

É gratificante atopar a un médico-enfermo decente.