01 julio 2006

bestias organizadas

Esta evaluación a la que me someto periódicamente me hace sentir como mis alumnos, en evaluación contínua. Año tras año tengo que someterme a ella quiera o no, pero reconozco que viene bien. Debería coincidir con la hoguera del santo y poder quemar lo que sobre.
Esta evaluación consiste en repasar lo que tengo, y lo que soy -me parece que lo hago en este orden-. Y en el repaso me doy cuenta de que soy desorganizado incluso en esta situación que exige tanta organización. En esta cuestión funcionan más los grises que el blanco y negro porque según hacia donde mire encuentro una tonalidad o una inensidad distinta de gris. Se mezclan en cajas productos libros de texto con novelas, discos con revistas, cosméticos con especias, bufandas con gamuzas... Pero todas las cajas son iguales, del mismo tamaño... de manera que pueden colocarse como los cubos del puzle de un niño, de manera que puedan ir bien colocadas en el maletero del coche, de manera que puedan reposar un tiempo en algún cuarto sin necesidad de ocupar mucho espacio o desordenarlo. Así como los discos y las revistas se ordenan por el momento en que fueron utilizados, los libros están ordenados siguiendo un criterio lógico para su utilización. Mientras que calzoncillos y calcetines se ordenan igualmente por el momento en que fueron lavados, las camisas y camisetas se ordenan por colores para ser localizadas. Si el baño parece una locura de toallas, cremas, colonias y medicamentos, la cocina se ordena por tamaños y el frigorífico por la condición de los productos.
Pero si me fijo en otras bestias me da la sensación de que no se trata de organización sino de manias bestiales. Hay quien organiza su despensa por orden alfabético y coloca sus cremas y perfumes por el tamaño del recipiente que los contiene. Hay armarios que parecen cajones desastre, otros que están vacios porque sus ocupantes naturales se han revelado por la habitación ocupando el sitio natural de los libros, o del despertador, quien sabe si el de la bombilla de la lampara...
Hasta el momento de la evaluación hay cosas que no sé dónde han estado todo ese tiempo; hay otras que no sabía que estaban; y muchas que no tenían que haber estado porque no hacían falta -la mayoría-. Cosas y más cosas que se reparten por el espacio de distintas maneras: más o menos ordenadas o desordenadas. Aunque me parece que hay mucho espacio, descubro que este podría ser infinitamente mayor si no fuera por la cantidad de cosas. Desorden organizado, desorganización ordenada, organización ordenada, orden organizado. Evaluación final: un simple aprobado quizás...
...Pero nunca olvido nada.

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